No son novedad los privilegios estatales con los que suele contar el sector bancario, único sector que puede funcionar constantemente con fondo de maniobra negativo. Y puede hacerlo porque ante problemas de liquidez o solvencia cuentan, por norma, con el paraguas de gobiernos y Bancos Centrales.
Es evidente que se trata de un sector estratégico, con mucho impacto en la economía real y con riesgo de destrozar economías por el inherente riesgo sistémico que tiene. Esto da sector mucho poder y lo convierte en mas en un lobby que en mercado competente. El problema es que, si seguimos manteniendo estos privilegios, incentivamos a que continúen cometiendo las mismas imprudencias y acabemos socializando sus pérdidas entre los contribuyentes. Es necesario acabar con el riesgo moral.
Mientras, los balances de los Bancos Centrales, vuelven a crecer en un entorno de lucha contra la inflación de activos.