Estas compañías están tras la pista de mentes excepcionales: jóvenes prodigios en inteligencia artificial, ciencia teórica y matemática avanzada.
Según estimaciones internas de la industria, existen menos de 500 personas en el mundo con el nivel de habilidad técnica y creatividad que estas empresas buscan.
Uno de estos talentos relató que, durante su búsqueda de empleo, fue cortejado como una estrella de rock. Sergey Brin (cofundador de Google) lo invitó a almorzar, Sam Altman (CEO de OpenAI) lo llevó a una partida de póker, y un inversor privado le ofreció volar en jet privado para convencerlo.
Y es que los números detrás de esta competencia son impresionantes: — OpenAI ofrece paquetes salariales que rondan los $10 millones anuales, incluyendo acciones y bonos. — Google DeepMind, en su intento por ir más allá, ha llegado a ofrecer hasta $20 millones por año a ciertos perfiles clave.
Esto representa hasta 70 veces el salario promedio de un ingeniero de software en Silicon Valley, que ronda los $150,000 a $200,000 anuales.
La batalla por el talento ha escalado tanto que OpenAI recientemente otorgó bonos de retención de hasta $2 millones para evitar que algunos empleados se fueran a trabajar con Ilya Sutskever, uno de sus fundadores que dejó la empresa en 2024.
Pero no todo se basa en dinero. Ahora, las empresas están utilizando métodos de evaluación predictiva y modelos estadísticos inspirados en el deporte profesional. Una startup emergente llamada Zeki Data está aplicando técnicas al estilo Moneyball, buscando a “genios desapercibidos” — personas con habilidades extraordinarias pero trayectorias no tradicionales, como autodidactas, olímpicos en matemáticas o físicos sin experiencia laboral formal en IA.
Anthropic, otro actor clave en esta carrera, ha comenzado a reclutar activamente a físicos teóricos, con la creencia de que su forma de pensar es ideal para desarrollar modelos de IA general avanzados