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Álvaro Basagoiti20 de noviembre de 2025

Cómo podría desmoronarse una de las mayores burbujas de Silicon Valley

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Ayer, Nvidia publicó un dato preocupante que pasó casi desapercibido.

Su indicador de días de cuentas por cobrar (Days Sales Outstanding) subió a 53 días, cuando históricamente rondaba los 46. Esa diferencia de una semana equivale a unos 10.400 millones de dólares que han sido registrados como ingresos, pero que todavía no se han traducido en dinero real en caja.

Según este planteamiento, el problema estaría en un circuito de dinero que se retroalimenta:

Nvidia invierte en nuevas empresas de inteligencia artificial. Estas empresas contratan servicios en la nube. Las compañías de cloud utilizan esos pagos para comprar chips de Nvidia. Nvidia contabiliza esas ventas como ingresos. Sin embargo, el dinero no proviene de una demanda completamente externa, sino que circula dentro del mismo ecosistema.

Los números que se señalan como evidencia son:

Cuentas por cobrar: 33.400 millones de dólares (el doble que el año anterior)

Inventarios: 19.800 millones de dólares (aumentando a pesar de una supuesta escasez)

Compromisos con proveedores de nube: 26.000 millones de dólares (duplicados en apenas 90 días)

En total, se estima que hay 79.200 millones de dólares inmovilizados, una cifra que supera los 64.800 millones de dólares en efectivo que la empresa generó el año pasado.

Una de las señales más cuestionables es el aumento del inventario en un 32% mientras se habla de una demanda “desbordada”. Según este argumento, no es lógico que exista al mismo tiempo escasez de producto y acumulación de stock, a menos que las ventas reales no estén siendo tan fuertes como se afirma.

Además, el flujo de caja operativo representa aproximadamente el 75% del beneficio neto, cuando en empresas sanas suele ser igual o superior al 100%. Esa diferencia del 25% se interpreta aquí como ingresos que no llegarán a materializarse en efectivo.

La hipótesis plantea una posible secuencia de acontecimientos:

Diciembre de 2025: los informes de antigüedad de la deuda comenzarían a evidenciar el problema

Febrero de 2026: una ventana final para que los inversionistas reaccionen

Abril de 2026: iniciarían los primeros ajustes por cuentas incobrables

Octubre de 2026: el deterioro sería evidente

Bajo este escenario, el precio de la acción, que se sitúa alrededor de los 140 dólares, podría reducirse a la mitad tras los ajustes contables.

Se argumenta que no se trata de una simple opinión, sino de una interpretación basada en principios contables: cuando las cuentas por cobrar superan determinados plazos —especialmente más allá de los 60 días—, las normas contables (GAAP) obligan a comenzar a reconocer pérdidas.

Se citan como precedentes los casos de Nortel y Lucent, a inicios de los años 2000, donde esquemas de financiación circular terminaron en colapsos financieros.

La advertencia final es clara: revisar el DSO de las empresas tecnológicas puede ofrecer una señal de alerta; cuando supera los 50 días, podría indicar problemas estructurales en la calidad de sus ingresos.

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