El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha revelado en una entrevista con un diario brasileño los términos que Moscú considera indispensables para poner fin al conflicto con Ucrania.
Esta declaración llega en un momento de estancamiento en el frente de batalla y mientras crece la presión internacional para encontrar una solución diplomática. Estas son las principales exigencias de Rusia:
Desmilitarización y "desnazificación" de Ucrania: Moscú insiste en que Kiev debe desmantelar sus capacidades militares y eliminar lo que considera ideologías nacionalistas extremas. Este argumento ha sido cuestionado ampliamente por la comunidad internacional, que lo considera una justificación política para la invasión.
Neutralidad de Ucrania: Una de las principales preocupaciones rusas es la posible adhesión de Ucrania a la OTAN. Rusia exige garantías de que el país no se integrará en la alianza militar occidental, a la que considera una amenaza directa a su seguridad nacional.
Reconocimiento de territorios ocupados: El Kremlin busca el reconocimiento oficial de la anexión de cinco regiones ucranianas —Crimea, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia—, muchas de las cuales fueron incorporadas tras referendos considerados ilegítimos por gran parte de la comunidad internacional.
Fin de las sanciones y devolución de activos: Rusia exige el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por Occidente desde 2014 y, especialmente, tras la invasión a gran escala de 2022. También reclama la restitución de los activos rusos congelados en bancos internacionales.
Control sobre la central nuclear de Zaporiyia: Moscú rechaza rotundamente las propuestas que plantean entregar el control de esta instalación —la más grande de Europa— a autoridades ucranianas o a observadores internacionales respaldados por EE.UU.
Reforma de la política lingüística ucraniana: Rusia solicita la derogación de leyes que restringen el uso del idioma ruso en espacios públicos, medios de comunicación y escuelas, así como medidas para proteger las tradiciones culturales y religiosas rusas en territorio ucraniano.
Estas demandas han sido recibidas con escepticismo por Ucrania y sus aliados occidentales, quienes consideran que aceptarlas equivaldría a legitimar una ocupación militar. Hasta el momento, no se ha dado una respuesta oficial desde Kiev, aunque el presidente Volodímir Zelenski ha reiterado en varias ocasiones que no negociará a costa de la soberanía del país.