La leyenda del Titanic y JPMorgan

Detrás del famoso hundimiento del Titanic existe una leyenda urbana sobre sabotaje, conspiración y muerte, que dejó como resultado la creación de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

A comienzos del siglo pasado, eran tres las sagas de banqueros que más convencidamente lucharon por crear una banca central en EEUU. Por un lado, JP Morgan y, por otro, los Rothschild y los Rockefeller.

Se especula con que JPMorgan tenía un billete de primera clase en el Titanic, pero canceló en el último minuto. Sin embargo, sus mayores rivales financieros, Benjamin Guggenheim, Isidor Strauss y John Jacob Astor IV, todos posicionados en contra de la Banca Central, se quedaron a bordo y nunca regresaron.

JP Morgan fue de los ideólogos que estuvo detrás de la construcción del Titanic. Sin embargo, ninguno de los Morgan viajaron en el Titanic. El resto es historia, el 14 de abril de 1912, el buque chocó contra un iceberg y se hundió, causando la muerte de más de 1,500 personas.

Algunos investigadores argumentan que el Titanic no se hundió por accidente, sino que fue hundido intencionalmente. En 1985, los investigadores descubrieron los restos del Titanic. y al examinar el casco, encontraron algo impactante: El revestimiento de metal estaba doblado hacia afuera, lo que sugiere una explosión dentro del barco, no solo el impacto de un iceberg.

¿Qué la pudo causar?

Algunos supervivientes afirman que un incendio había estado ardiendo en el compartimiento de carbón antes de que el Titánica zarpara. Si esto es cierto, el barco ya estaba condenado antes de chocar con el iceberg.

Nunca se llevó a cabo una investigación exhaustiva, pero un año después, en 1913, surgió la Reserva Federal que sepultó la libertad bancaria y monetaria como nunca antes.

Nadie ha podido probar que el Titanic fue hundido intencionalmente, pero la leyenda urbana ha corrido por los círculos financieros desde entonces. La Banca Central se convirtió, desde entonces, es una de las armas más poderosas de los Estados, al controlar el precio del dinero y al tener la potestad de financiar directamente a los gobiernos.

A día de hoy, sigue siendo el último gran bastión socialista de las economías occidentales.