
Según los reportes más recientes, la administración del presidente Donald J. Trump ha reforzado su presión sobre Nicolás Maduro no solo con exigencias políticas, sino también a través de demostraciones de fuerza militar en la región caribeña.

• Estados Unidos ha desplegado más de 15 000 soldados en la zona y movilizado un portaaviones, lo que refuerza la percepción de que la presión va mucho más allá de sanciones diplomáticas.
• Al mismo tiempo, EE. UU. ha intensificado operaciones contra redes de narcotráfico que, según su gobierno, estarían vinculadas al régimen de Maduro.
• Desde Caracas, Maduro ha calificado las amenazas como “terrorismo psicológico” y denunció que la declaración de cierre del espacio aéreo constituye “una agresión unilateral” que viola la soberanía nacional.
• El gobierno venezolano advirtió que tales medidas impactan directamente a la población civil, dificultando el ingreso de suministros esenciales y restringiendo la movilidad aérea internacional hacia y desde Venezuela.
Además, aunque tras el ultimátum original ningún acuerdo se concretó, desde Washington se indica que no se han descartado negociaciones adicionales — lo que sugiere que, pese al duro enfrentamiento, la posibilidad de un pacto para la salida pacífica de Maduro sigue sobre la mesa (aunque con muchas condiciones sin resolver).