Una particularidad notable de la actual fase del ciclo económico, en contraste con la burbuja tecnológica del 2000 y su posterior colapso, es la coexistencia de un ciclo de inflación significativamente más pronunciado.
Mientras que el estallido de la burbuja tecnológica coincidió con el inicio de una década dorada para las materias primas (el oro incrementó su valor 7 veces), las condiciones para un nuevo auge de las materias primas hoy en día son aún más robustas, debido a factores estructurales inflacionarios de mayor relevancia.
El gasto deficitario desmedido y la monetización de la deuda por parte de los bancos centrales, junto con restricciones prolongadas en la oferta de commodities, no dejan otro camino viable.
Las expectativas inflacionarias a largo plazo ya se están desestabilizando, como lo demuestran las expectativas medianas y medias de inflación a 5 y 10 años en la reciente Encuesta de Consumidores de la Universidad de Michigan.
Las encuestas de consumidores de la Universidad de Michigan han demostrado ser un indicador confiable del curso futuro no solo de la economía estadounidense, sino también de la economía global.
Otra diferencia con otros ciclos es cómo en este se están falseando los datos de empleo, como explicamos en este artículo.