Podría producirse una fuerte ola de ventas en el mercado estadounidense si Japón decide incrementar su tasa de referencia.
El gobierno aprobó un paquete de estímulo ahora que, por fin, la inflación se mantiene en terreno positivo: las empresas tienen más margen para invertir y expandirse, y los hogares están más inclinados a consumir que a guardar su dinero. No quieren poner en riesgo ese cambio de tendencia.
Sin embargo, también evalúan subir las tasas porque su proporción de deuda respecto al PIB supera el 200%. Con la inflación ya por encima de cero, el banco central enfrenta límites para seguir creando dinero sin consecuencias.
Esto complica aún más el panorama: cualquier repunte en los rendimientos de los bonos públicos eleva sustancialmente los costos de la deuda, y esos rendimientos llevan tiempo escalando porque los inversores anticipan presiones inflacionarias derivadas del estímulo y del dinamismo interno.
En resumen, el país está en una situación muy difícil.
Si finalmente optan por elevar las tasas, muchos participantes que aprovecharon los créditos baratos en Japón para invertir en Estados Unidos se verían obligados a desarmar posiciones y cerrar préstamos antes de que la volatilidad cambiaria les genere pérdidas significativas. Ese proceso podría provocar una corrección severa.
Conviene actuar con mucha prudencia antes de comprometer capital en este momento, especialmente si se trata de sumas importantes.