Muchos observan cómo Bitcoin ha tenido un crecimiento sin precedentes y piensan que ya es demasiado tarde para aprovechar su subida. Pero quiero aclarar algo importante: desde hace años, he venido explicando que Bitcoin no es simplemente una inversión más, sino un cambio de paradigma en el sistema monetario global.
Para entender en qué punto nos encontramos (¿llegamos temprano o ya es demasiado tarde?), uso una referencia: comparo la capitalización del mercado global de bonos con la de Bitcoin.
Actualmente, tenemos un mercado de bonos que alcanza los 120 billones de dólares, de los cuales unos 15 billones están en territorio de rendimiento negativo. A esto se suma la oferta monetaria M2 en dólares (que mide el total de dinero en circulación y en depósitos a corto plazo), que se sitúa en unos 20 billones de dólares.
La Gran Transición: una nueva analogía
Imagina estos 120 billones de dólares en bonos y todo el dinero M2 como si fueran globos gigantes conectados a un dispositivo, estilo steampunk, que succiona el "aire" de estos grandes globos y lo transfiere a otros globos más pequeños, llamados “Oro” y “Bitcoin”. Pero hay un detalle crucial: no te fijes en los números nominales de esos globos. Lo que realmente importa aquí es el "flujo de aire", que en este caso representa el poder adquisitivo.
El objetivo a largo plazo para un criptocapitalista es claro: acumular riqueza en esos globos emergentes del lado derecho del “reset” monetario, es decir, en activos como el oro y Bitcoin. Lo que estamos presenciando ahora, con las burbujas masivas de precios de los activos, es un fenómeno que los economistas de la Escuela Austriaca denominan “Crack-Up Boom”: una especie de explosión final antes del colapso.
Lo que distingue este momento es que no se trata simplemente de una burbuja en un sector, sino de un escape global de los activos tradicionales hacia nuevos refugios. Estamos comenzando a ver señales de un posible evento hiperinflacionario a nivel mundial, que afectará a todas las monedas nacionales, alterará el sistema financiero actual y pondrá en riesgo el estatus del dólar como moneda de reserva global. Esto podría incluso llevar a la eliminación del efectivo y forzar al mundo hacia un nuevo orden monetario.
Cuando escribí el manifiesto hace unos años, había unos 20 billones de dólares en bonos con rendimiento negativo frente a un mercado total de 100 billones. Pero ahora, vemos una tendencia inversa: a pesar de los recortes de tipos por parte de la Reserva Federal, los rendimientos están subiendo, lo que supone un problema para la gigantesca burbuja de deuda acumulada.
¿Qué papel juega Bitcoin en este contexto?
Hoy, Bitcoin ha alcanzado una capitalización de mercado de 1,5 billones de dólares, lo cual es pequeño si lo comparamos con los 120 billones de bonos en circulación. Sin embargo, cada vez más inversores están empezando a ver los bonos como “dinero muerto que camina” (como bien lo expresó Lacey Hunt), ya que ofrecen poco o ningún rendimiento real.
No estoy sugiriendo que veremos una fuga total de los bonos hacia Bitcoin. Pero sí creo que muchos inversores podrían reducir su exposición a los bonos y reorientar un 10% o incluso un 20% hacia otros activos. Si tan solo un 10% de esos flujos de capital se dirigiera a Bitcoin, podríamos ver una inyección de 1,2 billones de dólares adicionales en el mercado de criptomonedas.